Crecí escuchando historias, muchas de ellas contadas por mi padre. Seguí creciendo, y escuchando más historias, contadas por más gente. Fui preguntando y leyendo. Interesándome por el pasado reciente, en muchos ámbitos. En la cultura, en la política, en el deporte. De haber podido, hubiera querido tener 20 años en 1971. Año convulsionado del país. De luchas en la calle, de bandos opuestos, de izquierdas y derechas, de gente que se compromete y gente que la balconea, de un Montevideo por momento en llamas. De un país en peligro. Pasó ya medio siglo de aquel agitado 71. Se cumplen 50 años de muchas cosas: de asaltos a mano armada, de atentados a diestra y siniestra, de secuestros, de partidos políticos que nacen, de grandes fugas carcelarias, de crecimiento del canto popular, de las murgas de La Teja contra las murgas de la Unión, de elecciones fraudulentas, de militares comenzando a salir de los cuarteles.

 

Creo que 1971 fue el año en que Uruguay “vivió en Peligro”. Ya venía de antes, y se intensificó mucho en años posteriores. Pero en este 1971 al peligro que se olfateaba en la calle, el que se vivía como sociedad, se le puede agregar un peligro menor, hasta se puede decir que insignificante si se lo compara con el otro, pero que para nosotros es importante en el entramado de esta historia. El de 1971 es El año en que los grandes vivieron en peligro. El año en que un equipo “chico”, un equipo “menor”, un equipo “en desarrollo”, se plantó con “Coraje” al tope de la tabla del torneo, se mantuvo una larga racha de partidos invicto, y estuvo a punto de salir campeón. Por eso me hubiera gustado tener 20 años en 1971, para vivir con todo una campaña histórica. Para ser un joven que en aquel Montevideo de hace medio siglo, se tomara su tiempo para ir a la cancha a ver a un equipo que hacía historia.

 

En la sociedad uruguaya se vivían cambios drásticos, y en nuestro fútbol parecía que también. Año de huelga, de jugadores que luchan por sus derechos, de partidos llamados “de los derechos humanos”. Pero el gran cambio de ese año pudo haber sido el  romper la hegemonía de los grandes. Se estuvo a punto de cambiar la historia. Se demostró que se podía. Y el que lo demostró fue el “Liverpool de Ondino”.

 

Dentro de ese país convulsionado, un equipo de Belvedere, fundado en 1915 en un viejo almacén, convulsionaba el fútbol. El de la camiseta que honraba con su negro al Defensa y con su azul al Titán, ese equipo se animó a jugarle de igual a igual a los grandes. Ese equipo con nombre de ciudad inglesa, la ciudad de Los Beatles, separados justo ese 1971, venía a romper el “bipartidismo” de nuestro fútbol. Ese equipo que enmarcaba su campaña en una “Operación Coraje” que lo estaba convirtiendo en un ejemplo como institución, ese equipo que paseó su fútbol por Europa…. ese equipo casi sale campeón.

 

Fue el Liverpool del 71 una Revolución, que contaba con la magia del “Chiche” Larrea en lo dirigencial, de Ondino tras el pizarrón, y de una camada de grandes jugadores con el “Tano” Bertocchi, esto dicho por mi padre, como el mejor del año. Pero a todos ellos se le suma el esfuerzo de todos los dirigentes, de todo el plantel, y especialmente de los anónimos que daban una mano en lo que se necesitaba,  de ese pueblo negriazul que acompañaba al equipo donde quiera que fuera.