
ENTREVISTA A SIXTO GONZÁLEZ
SIXTO GONZÁLEZ, VIVE ENCERRADO EN EL OLVIDO
Entrevista realizada por “PETI”, aparecida en el número 30 de la revista Deportes, del 26 de febrero de 1969
Veníamos rumbeando por los pagos de los ex campos del Chivero, explorando y como los "baqueanos" de la historia, buscando la huella. Huella que nos llevará a ubicar al Sixto González, profesor de un fútbol, que, desgraciadamente, cada vez vemos menos... Los tanteos previstos, nos dieron la sensación que al "Catuza", se lo había tragado la tierra. En Liverpool, alguien desde la otra punta del hilo nos dijo que en un tiempo, se le hallaba por Larrañaga y Avenida Italia. Nosotros recordamos que de allí, de esa esquina brava, era aquel "Arremond", un cuadrazo de los tiempos de esplendor del fútbol de los barrios, en el que tallaban "El Coco" y "El Caico" Spósito, los Pampin, el Zurdo Varela, Berdiñas, Dieguito Rodríguez... Y como cimiento: Sixto González!! Allí nos largamos canturreando recuerdos viejos y emociones eternas, hasta que nos indicaron que la casa del ex profesor futbolero, estaba por Belgrano, entre Las Heras y Spikerman.
- ¿Cronista...? Quién sabe si puede hacer la nota... Así nos dijo un vecino que en el sereno atardecer veraniego, a la sombra de los paraísos mateaba.
-Vaya, en una de esas... Si no está en casa, en fija que lo encuentra allí en el Clínicas, mirando jugar a los botijas...
Y el ex crack negriazul, aquel que parecía que le había puesto el mango a la pelota, el que ahora, a 20 años ya de su retiro, y a 30 de su consagración con la celeste, nunca más fue al fútbol, se alejó totalmente del ambiente deportivo y envuelto en modestia y silencio, no logra olvido, porque los hinchas de ley, siempre lo evocan, con encendida admiración trazando el tenso paralelo con Obdulio Varela, estaba allí... Erguido, con su estampa de gigante, tordilla la cabeza, mirando jugar a la botijada... Quizás, porque lo pescamos así, no tan alejado del fútbol, quizás, porque le arrimamos nuestros recuerdos de aquel cuadrazo del "Arremond" y de aquella barra, cuajó esta nota.
Es que Sixto, quiere convencernos que el que el fútbol murió para él, y no es la pura verdad: el fútbol, aquel fútbol de oro, el jugado con el alma, con las artes de empedrado o del campito, ese que aprendió por ese mismo barrio hace 40 años, lo tiene clavado en el corazón, junto con su orgullo máximo: la celeste...
“Sí, estaba en el seleccionado, pero de suplente. El titular era un fenómeno: Sixto González. Si él no se hubiera quebrado, nunca yo podría haber agarrado la titularidad en el combinado. Fue un jugador maravilloso en todo el concepto de la palabra, de una personalidad tremenda, de un fútbol hermosísimo. No, no es falsa modestia, o de hacerme el pequeño para aparecer bien. Yo se que en las ruedas de café, cuando los viejos aficionados hablan de quien fue el mejor, si Sixto o yo, siempre hay discusiones. Considero que él, fue mejor que yo. Era un caballero. Me gustaría verlo, para recordar tiempos pasados. Otro gran tipo. De esos que ya no vuelven, porque el molde se rompió…”. El Negro Jefe, evocando y analizando su vida en una serie de notas últimamente publicadas en DEPORTES, de un tirón le largó, como si hubiera sido un “balín” de aquellos históricos suyos, esos conceptos al compañero, sobre uno de los académicos más grandes que tuvo nuestro fútbol.
Se lo contamos a Sixto en su casa de la calle Belgrano –allí, en el corazón de su viejo barrio frente al Clínicas- y parco, muy parco, muy medido en sus palabras, el ex crack sólo sonrió levemente, brilló como un chispazo en sus ojos y no nos replicó nada más que: “Jacinto es un gran muchacho…”
Excepcional estilista del fútbol, eje medio del viejo cuño, Sixto González está en la mente de todos los hinchas de 30 años atrás, cuando se entra en rueda a barajar cracks, a elogiar tipos de juego. Es que para ver a Sixto, como a otros ases, iban los hinchas sin distinción de banderías, porque la auténtica verdad: había un regalo para los ojos.
Se fue de las canchas en 1948, a los 33 años, después de haber jugado diez temporadas consecutivas intensas, de haber sido encumbrado pilar celeste, con una lesión gravísima en una rodilla –fractura de rótula- y recordando en los comentarios, lo cierto es que, prácticamente, en el contacto con el pueblo deportivo, lo enterró el polvo del olvido.
Le decimos pues lo que expresó Obdulio, le agregamos que una casi unanimidad de la vieja afición, comparte ese juicio y nos cuesta hacerle romper el silencio.
-Mire - nos dice finalmente - yo les agradezco mucho que se hayan acordado de mí. Ya se cumplieron 20 años que me retiré, y el fútbol se acabó para mí totalmente. No fui más, no pienso ir, no me atrae. Lo pasado pisado...
Ese continuo citar del ex crack de Liverpool en los recuerdos, hace que, tantas y tantas veces, los hinchas "tiernos" lancen su curiosidad por saber cómo era y cómo jugaba... De un magnífico físico, arriba del 1.90 de altura, con unas piernas excepcionales que le hacían desplazarse con unas zancadas que parecía caminar en vez de correr, combativo, pero de una serenidad asombrosa en la maniobra, artista con la pelota, fue un real, genial "llave" de equipo. Todo giraba en torno de él: defensa zonal, tenía el mismo vaivén de Obdulio, estupendo por aire, aquella cabeza de negra melena se imponía, y cuando impulsaba a sus delanteros, era un maestro. Sus pases cortos o largos, al milímetro. No exageramos en reiterar que Sixto González, era un solo espectáculo, dentro de otro espectáculo.
Se ríe Sixto, casi con displicencia cuando comentamos con él, esas aristas de su famoso juego, que hoy tan avaramente se expone en las canchas. Y no lo convencemos.
-Había tantos y tantos muchachos que jugaban magníficamente... Y además, Jacinto no dice una cosa: él mandaba, ordenaba. Buscaba todos los recursos dentro y fuera del fútbol. Yo siempre hablé poco, o nada.. Creo que lo que hacía Jacinto valía muchísimo, como lo dice la historia, sobre todo eso de Maracaná.
-Empezaron juntos
- Bueno, por edad, yo sólo le llevo un año, 53 contra 52. Nos iniciamos en los cuadritos de barrio de estos contornos. Yo nací en Lezica, pero muy poco después nos trasladamos por estos lados de Larrañaga y Avenida Italia. Jacinto andaba por atrás el Parque Central, hasta que comenzó en el Deportivo Juventud, en su cancha de los campos de los perales, allí en Emilio Raña.
-En 1933 me fiché en Nacional: había dos segundos, el "A" y el "B" que jugaban los domingos de mañana. Siempre ocurrió que anduvieran ligadas, la carrera de Jacinto y la mía. En 1938 él pasó a Wanderers, donde triunfó rápidamente. Nacional me cedió entonces en préstamo al Deportivo Juventud, donde jugué ese año y al siguiente, volví al Parque Central, pero con muchos más, casi un cuadro, marchamos para Liverpool que había ascendido a la"A" Máspoli, Grosso y Ferro; Artigas Rodríguez y yo; Vittola, Gorla... y no se si no me olvido de alguno más.
El histórico campo de juego de Belvedere que aún mantenía casi integros sus viejos rasgos fue cimiento del triunfo la conquista de la fama para el morocho espigado, que asombraba al jugar al fútbol caminando, con una destreza admirable. Y meteóricamente, la consagración llegó.
- En 1940 fui designado en el plantel celeste para jugar la Copa Barón de Río Branco. Jacinto andaba como "balazo" en Wanderers y era el titular. Fuimos a Río de Janeiro, y en una de las prácticas previas esas cosas increíbles que tiene el destino chocamos los dos...y él quedó lesionado. Aquel seleccionado, como el de Colombes, había salido casi entre las risas, y hasta "murga" se le llamó por algunos. Sin embargo nos tomamos la revancha, y retornamos con la Copa, revolcando a la cátedra, cuando pronosticaban que Brasil nos golearía. Y eso que había hombres como Barrios y Paz en el arco. "El Cabezón" Romero, Cadilla, Agenor Muniz, "El Pulpa" Rodríguez, Chirimino, Varelita, adelante... En fin: ganamos y aunque se nos criticó, estuvieron bien los muchachos con la idea de exhibir la Copa al bajar del barco, con un letrero que decía: "Esta Copa la ganó "la murguita"...
-En el 41 fuimos al Sudamericano de Chile, allí sí, iba como titular, Jacinto de suplente. Jugué el primer partido frente a Ecuador, los goleamos fácilmente. Después la disciplina no era tan severa como ahora una "farrita" descubierta por el Vasco Cea y Tito Bazzano, hizo que me sancionaran, separándome del plantel. Jugó entonces Jacinto hasta el final: en el último partido frente a Argentina, íbamos invictos, sin goles en contra. Esa tarde, ellos tenían un gran ataque: Pedernera, Moreno, Marvezzi, Sastre y "El Chueco" García. Sastre nos hizo el gol, y al promediar el segundo tiempo, entré a jugar... Los acorralamos, faltando muy poco, Oscar Chirimino, con aquellas genialidades que tenía dentro del área, marcó el empate. El juez lo dio, lo "cargaron" los argentinos, se arrepintió, y lo anuló. Entraron en ese lío los suplentes argentinos, los nuestros fueron "apretados" por los carabineros, y hubo de todo. Yo caí y estando en el suelo, de un puntapié, me fracturaron una costilla. Fue tremendo el dolor: estuve mucho tiempo con una camisa de yeso y me costó volver. Si. Me costó muchísimo, sin embargo, en el Sudamericano del 42 integré el plantel campeón. No había puesto para nadie en aquella defensa bárbara: Paz Romero y Muniz, "El Pulpa", Jacinto y "El Mono Gambetta. En algún partido, nos alternamos con Galvalisi. Después, pude ir otra vez a Chile en el Sudamericano de 1945. Me nombraron, pero la UTE no autorizaba a nadie. Máspoli fue, porque tenia licencias acumuladas, Riephoff porque "el loco" no quiso saber de nada y abandonó el puesto.
Insensiblemente, quebrando su parquedad, su modestia, su decisión de alejarse de todo, de vivir feliz y olvidado, el introvertido Sixto González fue hablando. Todas sus expresiones son de admiración para viejos compañeros, además de Jacinto, con el que espera verse. Tenían planteada una reunión - con Rodríguez Andrade y Burgueño de intermediarios - pero hasta ahora, no se concretó.
- Agenor Muniz fue algo excepcional: quien jugó en un equipo con él, en bravas luchas dentro o fuera de nuestra tierra, puede decir bien lo que era ese "Gallego"...Raúl Rodriguez y Gambetta, otro tanto...
- ¿Y como delanteros...?
- Muchos, bárbaros, pero para mí, uno en la cumbre: Oscar Chirimino!
Con admiración dice el nombre del querido amigo desaparecido
- El Oscar, fue algo de eso que es casi un milagro. Como jugador, y como persona. Un maestro en la cancha – había que ver en área rival, como colocaba un pase o hacia un gol con una serenidad formidable. Como amigo, jamás podré olvidarlo: cuando me lesioné en el 41 en Santiago, se pasó días y noches de compañero, junto a mi cama en el sanatorio, sin dejarme jamás un minuto.
-Y por favor, no olviden de hablar de Lorenzo Fernández. Ese "Gallego" si que en mi carrera, fue una excepción: un verdadero padre. Director técnico en Liverpool, nos vigilaba, nos llevaba a su casa a comer, preparaba los menús, controlaba la bebida, que sabía era mi punto débil. Sólo una vez, después de retirarme volví a la sede de Liverpool: fue cuando se hizo un homenaje al gran Lorenzo, el "rasqueta" más grande y el hombre más bueno que conocí...
Como tantos otros cracks de su época, Sixto González es uno de los que, casi con rabia, los hinchas hoy dicen que no tuvieron suerte en la vida, al tocarles actuar en años casi líricos. Diez años en un cuadro "chico" - muchas y. muchas veces en los períodos de pases se "mariscaleó" con su transferencia "grande", sin concretarse jamás... – no le significaron a este as del pasado, económicamente, nada. Jugar para vivir, como un trabajo más.
- El mayor lujo, fue comprarme una modesta "cachila"... Nada más.
Hoy, en estos años locos en que vuelan millones como "confettis" aunque parezca muy manido, cursi, quizás hasta chacabano, no pudimos evitar el quedar largo rato pensando en algo que nos pasó, al bajar la empedrada calle Belgrano, casi en Las Heras. Dejamos a Sixto en la puerta de su casa: su estampa esbelta, bizarra, la negra melena ahora tiene nieve de años. El quiere enterrarse en el olvido, en la modestia, en su filosofía, de "lo pasado, pisado...", cuando nos encontramos con un viejo amigo, de lejanos años.
- ¿En qué andas por estos barrios...?
- Otra vez de cronistas... Una entrevista con Sixto González, que vive allí...
- Sixto! ¡Qué centrojás bárbaro! Mirá si jugara ahora!! Para pagarlo, habría que votar una nueva emisión de guita...!
"PETI"